Anotar el gol temprano podía augurar un mejor resultado, la presión en campo rival la ejecutaba de buena manera. Todo pintaba para una noche feliz en La Victoria; sin embargo, el paso de los minutos volvía a poner todo en su lugar. Alianza Lima no encuentra el rumbo esta temporada en Copa, ni en casa.
Los blanquiazules aflojaron las marcas ante un Estudiantes de Mérida que se creyó superior y se fue en busca de la paridad, la encontró y por si fuera poco, terminó aumentando la cuenta, producto de dos ejecuciones desde los doce pasos.
Arroé había abierto el marcador al segundo minuto de juego y Alianza Lima no quiso ir por más. El ritmo cansino, el conformismo, la falta de solidaridad hizo que creciera el rival y después de eso todos sabemos cuánto le cuesta a los de Salas emparejar las cosas.
Parece que Salar dio algunas licencias y el juego de Alianza tuvo algunas variantes en salida con balones largos, se intentó asociarse también pero la falta movilidad y pocas variantes en ataque le facilita las cosas al rival. Un equipo atento que se agrupa en el fondo basta para ver truncado el intento blanquiazul.
Alianza Lima sin el balón es otra historia, eso sí es un drama. En este plantel no hay vocación para el pressing, se marca con los ojos, se retrocede siempre, les llegan hasta el área y así es difícil "apagar todos los incendios". Falta de compromiso le llamarían algunos.
Los errores de Espinoza fueron groseros, raro en un portero normalmente seguro y que venía haciendo bien las cosas cuando le tocó, pero ayer en ambos penales generados pudo y debió resolver de otra forma.
Para evitar un papelón mayor felizmente llegó el gol de la paridad, Patricio Rubio en su debut en el torneo internacional marcó en la última jugada y así, Alianza conseguía su único punto, manteniendo la media de las ultimas dos competiciones.
Aun falta un encuentro por la Libertadores y las posibilidades de dar el salto a la Sudamericana son escasas.
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