Cuando se pierde una final, por lo general, se reciben muchas críticas pero este grupo, sobre el todo el comando técnico, merece el reconocimiento del pueblo aliancista porque con un presupuesto menor al año anterior, con un plantel reducido y con otras limitaciones puso a la blanquiazul a pelear en lo más alto.
No se logró el primer objetivo deportivo, eso es cierto; sin embargo el digno subcampeonato de Alianza Lima lo lleva a la fase de grupos de la Copa Libertadores por segunda vez consecutiva y, aunque es un reto de mayor nivel, no se puede dejar de pensar en el aspecto económico que representa dicha participación.
Los ingresos que aportará Conmebol más las recaudaciones en esos tres partidos ayudan de gran manera a una institución concursada como lo es el club Alianza Lima que el 2019 tiene una obligación pecuniaria con el Estado que supera los dos millones de soles.
En el aspecto deportivo se puede decir que fue superado por un rival con mejor juego, con más variantes y con la espalda de una institución mucho más ordenada. Justo campeón Sporting Cristal.
Los retos del 2019 ya están pactados para Alianza Lima. Primero debe resolver el tema del DT; la continuidad de Bengoechea no es segura y el plan B llevó a la Administración victoriana hasta Argentina en busca de su posible reemplazante. Segundo, conformar un plantel competitivo de acuerdo a las posibilidades financieras para hacer un buen papel y mejorar la imagen internacional en Libertadores y, sobre todo, recuperar el título nacional logrado apenas el 2017. Tercero seguir generando ingresos para las arcas del club, porque cada año el pago concursal es mayor.
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