La terrible caída al minuto cinco del partido ante Sport Huancayo le produjo una fuerte contusión cervical, el dolor lo vencía y pidió ser reemplazado minutos después, fue derivado a una clínica local donde pasó la noche en observación; le dieron el alta el lunes al medio día y, desde entonces, tuvo en mente ponerse a punto para atajar ante Cristal, porque el equipo lo necesitaba, porque el pueblo se lo pedía.
Fueron largas sesiones a doble turno de fisioterapias con Carlos Yupanqui y Javier Barco para aminorar el dolor, sí, solamente se le pudo menguar la fuerte dolencia porque, debemos saberlo, Leao atajó aún sintiendo malestar en el cuello. Pero el amor por la camiseta fue su mejor analgésico.
Las muestras de cariño desde las graderías a la hora de salir a calentar lo cargaban de responsabilidad, como el mismo lo ha dicho; pero bastó que sonara el pitazo inicial para demostrar que los cuarenta años de vida son más experiencia, mejor ubicación, excelentes reflejos, pasión por lo que hace y amor por los colores.
El equipo ganaba en la cancha pero Cristal trataba, por todos loe medios, de emparejar la cuenta. El hincha agradecía el gesto de compromiso, pero temía que alguna exigida reacción de su parte pudiera lastimar nuevamente la cervical, por eso cada atajada de Leao se celebraba como un gol.
El sacrificio de su parte tiene muchos premios y gran valoración, los tres puntos ante un rival clásico y directo, el reconocimiento del hincha de Alianza Lima que lo eleva a la condición de ídolo pero sobre todo, el reconocimiento de la afición futbolera en general, porque en las redes sociales podemos ver felicitaciones de hinchas de todos los equipos que lo quieren nuevamente en la selección.
Desde este humilde portal solamente podemos decirte Gracias Leao, eres el mejor.
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